Como sabemos las tecnologías educativas funcionan como
herramientas de apoyo en el proceso de enseñanza-aprendizaje, desde hace varias
décadas, pero no se debe ver en ellas una nueva forma de apoyar las clases (cursos
on-line, con ascendencia on-line, por ejemplo)sino que ese apoyo, genere en
realidad mejores resultados que los que la enseñanza tradicional puede brindar,
ya que no se limitan al envío y recepción de información, que trascienda
fronteras, sido que ha desarrollado la capacidad, como se dijo, de sustituir o complementar
de manera eficiente, las áreas que son difíciles de enseñar, de forma que
permitan el máximo aprendizaje de los alumnos.
Por lo que es necesario que la visión que se les da a los
alumnos de estas herramientas sea consciente y analítica, pero también es
responsabilidad el manejo de las diversas herramientas, por parte del profesor,
de esta manera la utilización será integral y satisfactoria. De esta forma, se
debe tener en cuenta que la implementación de plataformas, wikis, blogs, etc.,
debe ser: planeada, contener una guía de estudio y planes de trabajo, un
cronograma de actividades, además de la presentación del contenido temático, para
el alumno; además que tenga un apartado
de consulta, en donde integre manuales de estudio, direcciones electrónicas de
referencia, y en la medida que sea posible una biblioteca virtual, de esta
forma los alumnos no se conformarán con saber lo dicho ahí; otra requisito para
el buen funcionamiento de estas herramientas es, establecer formas de comunicación,
por ejemplo: chat, foro, debates, grupos de discusión, e-mail, etc.; y como en
todo proceso es importante hacer un seguimiento de las actividades, en el cual se empleen estadísticas de
asistencia y rendimiento, herramientas de apoyo y evaluación, y criterios de
calificaciones, de esta forma el alumno conocerá su rendimiento, pero también
sus alcances. Lo anterior nos da una idea de lo que se debe contemplar a la
hora de proponer el uso de herramientas tecnológicas, para que el nivel de
rendimiento académico sea el esperado. Además de ello, habrá que sensibilizarse
ante su integración a la educación institucional, si como forma de elemento
complementario, pero que también por sí solo puede hacer de los alumnos, unos
agentes activos y generadores de nueva información.
El camino recorrido es amplio, pero aún queda mucho por
hacer, en cuanto a la provechosa utilización de las herramientas tecnológico-educativas,
y está en nosotros que ésta mejore.
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